Día de la Mascarada Tradicional
- Categoría:
- Expresiones artísticas-culturales tradicionales
Contacto
- Teléfono de trabajo:
- SD
- Ubicación:
- San José, Escazú
- Lugar donde se realiza:
- Celebración Nacional, Estas fiestas tuvieron su origen en algunos pueblos de Cartago, Barva, Aserrí y Escazú
Descripción
La tradición de mascaradas se remonta al Cartago colonial, específicamente cuando las comunidades se reunían en las festividades taurinas donde se mostraban personajes tradicionales. El 31 de octubre de 1996, por iniciativa del Comité Cultura Aqueserrí, del cantón de Aserrí y de artesanos locales, se organizó un pasacalles de mascaradas tradicionales por las principales vías de este cantón josefino. El objetivo de esta actividad era contrarrestar otro tipo de festejos ajenos a la cultura costarricense, como lo es la celebración de Halloween, además de reforzar el sentido de identidad del pueblo, aprovechando que es frecuente representar en los mantudos a distintos espectros de las leyendas costarricenses. Al año siguiente, en 1997, el gobierno aprobó un mediante Decreto Ejecutivo N° 25724, se declaró al 31 de Octubre Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense con el objetivo primordial de promover el conocimiento de las diferentes manifestaciones culturales existentes en el país, como un aporte dirigido a recuperar y consolidar la identidad cultural del ser costarricense.
El Diablo, la Muerte, la Segua, la Llorona, la Giganta, el Polizonte, la Chingoleta, el Padre sin Cabeza y demás personajes propios de la mascarada tradicional costarricense, son una parte importante de las costumbres más arraigadas, donde tanto la elaboración como el desfile de las mismas, permiten la expresión de tradiciones antiquísimas y ponen de manifiesto el talento creativo de nuestros artesanos.
Historia
La práctica de las Mascaradas del Valle Central parece ser un producto de la influencia de las prácticas festivas coloniales y amerindias. Su nacimiento en la Puebla de Cartago, su vitalidad y permanencia en comunidades con larga historia colonial y presencia indígena, y el núcleo agonístico que la caracteriza y que la acerca a otras prácticas festivas de otros centros indígenas del país, manifiestan el carácter sincrético y pluricultural de su origen.
Vinculado sus orígenes a los turnos, que constituían una feria comercial que se organizaba en relación con las fiestas del Santo Patrón en los pueblos de Costa Rica y se realizaba con el fin de recolectar recursos económicos para sufragar gastos del pueblo.
En medio del trueno de las bombetas y del estruendo de la música de cimarrona, las actividades religiosas se alternaban con la algarabía de las mascaradas durante las cuales los payasos perseguían a chicos y grandes con chilillos.
Estas fiestas tuvieron su origen en algunos pueblos de Cartago, Barva, Aserrí y Escazú. La participación de la comunidad siempre fue muy viva, sin embargo, hoy día tiende a disminuir debido a restricciones impuestas a las comunidades.
Gigantas
Los gigantes son máscaras de gran tamaño, montadas sobre una estructura hecha de bambú o de alambre. Su apariencia es agradable y armónica, y pueden ir en parejas. Destaca en especial la Giganta, caracterizada por movimientos exagerados, rasgos y ojos prominentes, peinado exuberante y elaborado, y adornada con otros accesorios como pendientes y aretes. La Giganta se considera uno de los mantudos esenciales en cualquier mascarada. En general, los gigantes tienen una estructura que se coloca sobre los hombros del usuario, mientras éste ve a través de un orificio en medio de la tela del vestido del mantudo.
Cabezudos
Los cabezudos son mantudos de menor tamaño que los gigantes, cuya pieza principal se coloca directamente sobre la cabeza del usuario, cubriéndola por completo. En general, carecen de la armazón que da al gigante su estatura. Mientras que en el gigante las extremidades superiores son diseños elaborados adheridos al tronco del personaje, en el cabezudo las propias extremidades del usuario emergen por orificios del traje.
Máscaras artesanales de casco.
Las máscaras de casco son similares a los cabezudos, con la diferencia de que el molde para su elaboración generalmente está constituido por una cubeta o tina, o bien, un globo inflado, de modo que la máscara tiene la forma geométrica respectiva. Las máscaras de casco poseen agujeros para los ojos y nariz del usuario tallados directamente sobre la máscara, mientras que el cabezudo, generalmente un poco más alto y elaborado, tiene el orificio a nivel del cuello del personaje. Las máscaras del casco generalmente representan animales o personajes de leyenda.
Caretas
Son máscaras que cubren únicamente la cara, y a veces llevan una pieza de tela que cubre el resto de la cabeza del usuario.
Fuentes Consultadas:
1. Máscaras tradicionales festivas del Valle Central de Costa Rica (San José: Dirección General de Museos. Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. San José, 1991), p. 7
2. Solano Benavides, Andrea (27 de octubre de 2012). “La giganta, el diablo y la muerte renuevan su fara-fara-chin”. Periódico La Nación.
3. Padilla, Raúl Alberto (2006). “Mascarada: una tradición que se niega a morir”. Centro de Conservación del Patrimonio Cultural.
Archivos adjuntos
Autor de la ficha: Editores contratados Sicultura
Autoría: Inventario Cultural, San Isidro Heredia. 2013