El oficio de costureras está sumamente presente en el cantón de Pérez Zeledón desde hace varias décadas. Señalan las informantes que, anteriormente, esa era la única forma de poder obtener ropa propia, debido al alto costo las prendas, por lo que, gracias a la costura, la familia entera tenía ropa para usar. Este detalle facilitó la aparición por toda la comunidad de costureras.

Como en la mayoría de manifestaciones, el aprendizaje se dio por transmisión generacional, pero, para este caso, hay una gran cantidad de personas que indican haber aprendido de forma autodidacta o por medio de cursos virtuales, ya sea en internet o en el Instituto Nacional de Aprendizaje.

Algunas aprendían “copiando o gemeleando” ropa o patrones, poco a poco copiaban el diseño y hacían sus propios patrones; otras, con solo ver a la persona y escuchar el pedido, imaginaban el diseño y se lanzaban a coser. Pero la gran mayoría dejan en claro que aprendieron primero sin máquina de coser, por lo que hacían la ropa y los pedidos a mano. Con el tiempo pudieron adquirir una máquina de coser, aunque el estilo de costura artesanal todavía se mantiene.

Entre los diseños que se mencionan, las costureras indican que hacen ropa de cama, cortinas, delantales, almohadones, pijamas, ropa interior, pantalonetas, camisas, y forros de baño, pero principalmente arreglos de ropa y costuras según pedidos, con lo cual se mantiene la esencia de este oficio.

En la actualidad el oficio ha trascendido a otros ámbitos más modernos como el uso de las técnicas para crear peluches, mascarillas y hasta trajes sacados de la televisión o las revistas para participar en concursos de cosplay.

Sobre la permanencia del oficio, los comentarios son diversos, algunas consideran que se ha ido perdiendo y que antes se veían más en la comunidad, pero, para otras, se mantiene muy viva la tradición, más por la necesidad de trajes típicos pensados para las presentaciones educativas.

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