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Bandas, Filarmonías y Cimarronas en Guanacaste

  1. Datos generales
  2. Ubicación
Categoría:
Expresiones artísticas-culturales tradicionales

Contacto

Teléfono de trabajo:
83501715
Ubicación:
Guanacaste, Santa Cruz, Santa Cruz

Descripción

Las cimarronas son agrupaciones que se originaron a partir de la formación de bandas conocidas como “filarmonías” en los diferentes cantones de Costa Rica, es importante considerar las diferencias y similitudes entre estas agrupaciones:

  • "Banda: Bandas Militares Nacionales que funcionan bajo la administración de la Dirección General de Bandas, hoy llamadas Bandas de Conciertos del Ministerio de Cultura y Juventud. Existe una por cada cabecera de provincia.
  • Filarmonía: bandas formadas en los diferentes cantones de Costa Rica, funcionaron o funcionan bajo administración de las respectivas municipalidades. Eran de corte militar sin embargo sus integrantes no pertenecían a los cuerpos militares. El nombre filarmonía en diferentes lugares y épocas se usa para denominar tanto a una banda municipal como a una cimarrona, esto debido a que las filarmonías por mucho tiempo cumplieron la función de una cimarrona, hasta que años más tarde se forman cimarronas independientes. A estas agrupaciones ahora independientes se les continúa llamando filarmonías hasta que se populariza el término “cimarrona” luego de la década de 1960 aproximadamente.
  • Cimarrona: se forman a partir de la existencia de las filarmonías municipales, conforme el paso del tiempo se facilita la llegada y adquisición de instrumentos musicales, con lo que se forman a mediados del siglo XX pequeñas filarmonías paralelas a las municipales y que llegan a popularizarse bajo el nombre de “cimarronas”. Son grupos autónomos y no se rigen bajo ninguna norma ni administración gubernamental, por lo que, a diferencia de las filarmonías, las cimarronas no cuentan una subvención económica."

Carazo Bolaños Juan José. Las Cimarronas de Santo Domingo de Heredia.

Costa Rica, 2019.

 

Las bandas y filarmonías son agrupaciones con subvención económica, ya sea del gobierno, o de las respectivas municipalidades. Las cimarronas en cambio son grupos independientes o autónomos, que no cuentan con este respaldo económico, y cuyo formato de instrumentos es el de una banda reducida.

 

En el caso de la provincia de Guanacaste, no existieron por muchos años estas bandas o filarmonías autónomas conocidas como cimarronas, por lo que las filarmonías municipales fueron las encargadas de cumplir con la función de lo que hoy conocemos como cimarronas.

 

Banda Militar de Liberia

 

La institución musical más antigua de la provincia es la Banda de Conciertos de Guanacaste, fundada el 12 de julio de 1870, sin embargo, esta agrupación cuenta con algunos antecedentes en la provincia como un cuerpo militar que fungió durante la campaña de 1856.

 

También al igual que en el resto del país, la existencia de pequeños grupos musicales sirvió para amenizar diferentes actividades populares y religiosas desde los primeros tiempos de la colonia.

En cuanto a estos pequeños pequeños grupos, es importante tomar en cuenta los instrumentos musicales que existían y de los cuales se disponía en el momento, entre ellos destacaba la chirimía, tambien marimbas, quijongos y otros de influencia indígena como ocarinas, flautas y tambores.

Respecto a las agrupaciones mencionadas de los cuerpos militares estos eran conformados por instrumentos de viento y percusión, mismos que se hallaban antes de la década de 1840 y que por ende tenían una fabricación más primitiva, estos eran “clarines (cornetas con 2 llaves), trompa de armonía, cornetín antiguo y tambores”.

 

 

De este antecedente, el autor Pompilio Segura Chávez destaca lo siguiente en su obra “Desarrollo Musical en Costa Rica durante el siglo XIX. Las Bandas Militares”:

 

“Antes de la década de 1840 hubo bandas militares, pero estas no producían música, solo eran conjuntos de tambores, clarines y cornetas, destinadas a disciplinar las milicias en sus diferentes marchas y movimientos, a ejecutar los toques de ordenanza y ofrecían a la vez, perfecto ritmo marcial para que los soldados pudieran marchar con toda regularidad.

 

Antes de año 1840, el llamado Batallón de las Fronteras, con sede en Guanacaste, contaba con un grupo de clarines y tambores, entre ellos José María Mecatelo, Mercedes Godoy, Marcelo y Asención Caravaca, José Ignacio Acevedo, Laureano Leiva y Hermenegildo Cabalceta, padre del supuesto autor del punto guanacasteco, Leandro Cabalceta.

La Música profana, así como la religiosa, también fueron conocidas en la provincia desde las primeras décadas del siglo XIX, ejecutadas por los músicos nicaragüenses José María y Juan Dolores Acevedo, Juan Tapia, José María Morales, Cirilo Grillo y Manuel Aguilar, quizá este costarricense, quien en 1832 servía en la iglesia de Nicoya; todos ellos amenizaban las fiestas populares y funciones religiosas en las iglesias de Bagaces, Santa Cruz y Liberia.

José María Morales, después de actuar en las parroquias de Heredia y Alajuela, en 1831 se trasladó a Guanacaste y sirvió como maestro de capilla en Bagaces, y en 1834 en Nicoya, donde también fue maestro de escuela y secretario de la municipalidad.

Los intentos para organizar una buena banda se inician en el mes de abril de 1847 y estuvieron a cargo de Juan Morales Avellán, cuando al comandante guanacasteco le comunicaron que este musico “saldrá de esta capital el lunes 12 de abril y le aviso para que disponga que los mencionados músicos se reúnan en el cuartel de Guanacaste y en el de Bagaces, con el objeto indicado”

Laureano Leiva fue músico mayor de esta banda, la que, al año y medio, por razones de economía, fue clausurada.

En la Visita que realizó el presidente Juan Rafael Mora a Guanacaste en el mes de abril de 1854, manifestó el deseo de que aquella provincia tuviera un cuerpo musical organizado, y a la vez ordenó nombrar a Matías Alvarado como tambor, a Santiago Navarrete y Carmen Centeno como cornetas, a Pablo Villegas, Ramón Arauz, Manuel Espinoza y Laureano Leiva como músicos, a los que se unieron luego Blas Espinoza, Jesús Leal, Aurelio Escobar u Hermenegildo Cabalceta.

Esta nueva banda, bajo la dirección de Juan Morales y Leiva como músico mayor, participó en la campaña contra los filibusteros en 1856 y 1857.

Pasada la campaña nacional, la banda se extinguió y alguno de sus músicos, que habían adquirido una regular preparación, se colocaron como maestros de capilla o como sus auxiliares en las distintas iglesias de la provincia, tal fue el caso de Laureano Leiva, que desempeñó estos cargos en por más de veinticinco años en Bagaces y Liberia.

El clarín de esta banda, José Ignacio Acevedo, costarricense, fue hecho prisionero por los legitimistas de La Virgen, Nicaragua, durante la campaña de 1856; una vez liberado continuó con la preparación musical, y en los años 1871 y 1872, tocaba en la parroquia de Santa Cruz en compañía de Asención Caravaca.

Como la provincia se había quedado sin su banda militar, la Municipalidad de Liberia, en el mes de septiembre de 1864, le encargó al Gobernador la compra de instrumentos para establecer una escuela musical y organizar de nuevo la banda, pues en aquel año se contaba con catorce elementos preparados, de ellos seis en Liberia, cuatro en Nicoya, tres en Bagaces y uno en Santa Cruz. La buena intención no se llevó a cabo y no fue hasta el 12 de julio de 1870, cuando el presidente provisionario Bruno Carranza acordó crear en Liberia una banda “dotada como las demás de la república y se nombra maestro director de ella al señor Macedonio Dávila."

 

 

Segura Chávez Pompilio.

Desarrollo Musical en Costa Rica durante el siglo XIX. Las Bandas Militares. 2001.

 

Como complemento a las anotaciones de Pompilio Segura, se encuentra un texto en archivos nacionales que en la decada de 1840 describe lo que posiblemente seria una de estas agrupaciones del cuerpo militar y antecesoras a la Banda Militar de Liberia:

 

“Había un grupo pequeño de músicos interpretando una melodía en la comandancia de la plaza de Liberia a los cuales no se les entendía nada, sonaba más linda las chicharras de las montañas que ellos”

 

Esta agrupación al igual que las demás Bandas Militares, cumplía estrictamente con un reglamento y actuaciones oficiales, entre ellas retretas y destaca su primera participación documentada en las fiestas cívicas de Liberia en 1877 o en San José en 1873. Por algunos años esta Banda se vio en algunas complicaciones de subvención económica, al igual que las demás bandas viéndose afectada para obtener uniformes e instrumentos, inclusive fue suprimida en 1888, volviendo a formarse en 1890, y contando con un cuerpo de 21 músicos.

La tradición de la Banda de Liberia incluye casi desde sus inicios en su repertorio la música tradicional guanacasteca. Y es la agrupación que por muchos años se encargo de interpretar esta música, dando pie a la posterior formación de filarmonías municipales y cimarronas o filarmonías autónomas en Guanacaste.

 

Filarmonías Municipales

 

Podemos destacar algunos ejemplos de formación de filarmonías municipales entre las más antiguas de la zona como la de Santa Cruz en 1895 y la de Nicoya en 1920.

 

En cuanto a las cimarronas o filarmonías autónomas, estas son más recientes en la zona, por lo que podemos ubicar los primeros grupos de este tipo en la provincia de Guanacaste ya en el siglo XX.

 

Entre los documentos y registros históricos referentes a la actividad musical en Guanacaste, quizá el más detallado es la obra de Jorge Luis Acevedo “La Música de Guanacaste”, donde se hace un breve recuento por las características de la “Banda de Liberia” y las filarmonías municipales, confirmando que para la fecha (1980) aún no se contaba con un auge de filarmonías autónomas o independientes en la zona, y que las filarmonías municipales eran las encargadas aún de cumplir con la función popular (en algunos lugares como en Santa Cruz esto continúa vigente y es la filarmonía o banda municipal la encargada de amenizar los topes de toro y corridas en las fiestas del Santo Cristo de Esquipulas).

De este documento se destaca lo siguiente:

“Filarmonías: prácticamente las hay en casi todas las cabeceras de cantón. Todas pertenecen al municipio de la localidad, del cual dependen económicamente. En general poseen un local rentado por la municipalidad para los ensayos.

Las filarmonías tienen un papel sumamente importante en el desarrollo de la vida cultural de la región. En la actualidad son los más auténticos exponentes de la música guanacasteca. Su repertorio está basado en la música tradicional predominando el género de las “Callejeras”. Interpretan a menudo las obras de los más renombrados compositores guanacastecos.

Se destacan principalmente, el músico del redoblante y el bombo, pues son los responsables del ritmo sincopado de la música regional, en especial de las “Callejeras”, cuyo esquema exige un excelente oído y sentido rítmico.

La participación de una filarmonía dentro de su comunidad, es muy diversa. Una o dos veces dan conciertos públicos en la plaza o parque. Amenizan las procesiones religiosas, las corridas de toro, las dianas, y las enmascaradas. Otras veces son contratados por las particulares para acompañar rosario o serenatas.

Bandas: Existe solamente la Banda de Liberia. Depende económicamente del Ministerio de Seguridad Pública. Su función es similar a la de las filarmonías, con la excepción de que también interpretan música del repertorio universal.”

Jorge Luis Acevedo. La música de Guanacaste.

Editorial Universidad de Costa Rica (1980).

 

 

 

Uso de la palabra “Cimarrona” en Guanacaste

Recapitulando sobre la palabra cimarrona, su primer registro para definir a una banda musical en Costa Rica es de Heredia en 1898, y para inicios del siglo XX ya se utilizaba el término relacionándolo con música cimarrona en el Valle Central de Costa Rica, sin embargo, su uso se popularizó a partir de las décadas de 1950 y 1960 aproximadamente. En ese momento el término utilizado comúnmente en todo el país era “filarmonía”, mismo que poco a poco se fue sustituyendo por cimarrona.

No obstante, estos términos no son utilizados en algunos cantones de Guanacaste aún hoy en día. Algunos factores que justifican esto:

  • La ausencia de grupos independientes y en su lugar la existencia de filarmonías municipales hacía que estas cumplieran con estas funciones populares, que en otras partes del país ya cumplían las filarmonías autónomas o cimarronas.
  • El uso de los términos “banda” y “filarmonía” hoy en día se siguen utilizando en algunos cantones, y no llegaron a ser sustituidos por la palabra cimarrona. Esto también sucede en otras provincias y no solo en Guanacaste, en donde también las filarmonías cumplieron por muchos años con estas labores.
  • El uso de términos como espantaperros, o parrandera para referirse coloquialmente a dicha banda musical. Esto sucede también con algunos ritmos como parrandera, ritmo que recibe muchas de estas denominaciones coloquiales como “callejera”, “tambito” u otros nombres que más bien hacen alusión a los bailes como “revientacinchas”, “arrancaterrones” o “sobaqueado”.

 

Fuentes consultadas:

  • Acevedo Álvarez Raziel y Guevara Duarte Álvaro. La Música Tradicional de Guanacaste, Una Aproximación Escrita. San José: Editorial Universidad de Costa Rica. 2007.
  • Acevedo Jorge Luis. La música de Guanacaste. Editorial Universidad de Costa Rica (1980).
  • Carazo Bolaños Juan José. Las Cimarronas de Santo Domingo de Heredia, Costa Rica: Municipalidad de Santo Domingo. 2019.
  • Segura Chávez Pompilio. Desarrollo Musical en Costa Rica durante el siglo XIX. Las Bandas Militares. 2001. 

 

Archivos adjuntos

    Autor de la ficha: Juan José Carazo Bolaños

    Autoría: Colaborador(a) independiente