Artesanía en Cerámica Chorotega

Declarada la tradición artesanal de manufactura de objetos cerámicos con motivos chorotegas, en las comunidades de Guaitil de Santa Cruz, San Vicente y las Pozas de Nicoya, como patrimonio cultural inmaterial de Guanacaste

La Gaceta N° 153, 12 de agosto de 2013. Decreto Ejecutivo N° 37824-C. 

La Gaceta N° 153, 12 de agosto de 2013 Decreto Ejecutivo N° 37823-C.

En Guanacaste existe evidencia de trabajo en cerámica desde hace 4000 años. Este largo proceso vio surgir y declinar varios “periodos estilísticos”, desde la cerámica más antigua y sencilla de color rojo, hasta el diseño barroco con el uso de varios colores. Estos objetos tanto de uso cotidiano como ritual podían incluir formas humanas, animales o incluso vegetales ya que se han encontrado vasijas que recuerdan la forma de un ayote.

Hacia el año 900 llegan a Nicoya los Chorotegas, provenientes de México, estos influyeron a través del comercio y de sus mercados llamados tiangues, atendidos exclusivamente por mujeres. La producción cerámica experimenta un rápido crecimiento y evolución, con mayor decoración, gracia, variedad y se aprecian motivos mesoamericanos como la serpiente emplumada, la cruz kan y el jaguar. Para entonces, la gran Nicoya era un importante centro productor de cerámica que intercambiaba sus productos con las diversas regiones del país.

A la llegada de los españoles se obligó a los indígenas a tributar con cerámica para el uso de colonos, se pierden los símbolos rituales y religiosos, y con ellos las decoraciones y significados precolombinos. A pesar de ellos la cerámica se mantuvo como producto de uso cotidiano: el comal para la elaboración de tortillas, la olla de barro para cocción de frijoles así como la tinaja y la nimbuera para el acarreo y almacenaje de agua.

La demanda de estos utensilios propicio su producción para abastecer los mercados locales, mientras se trasmitía este conocimiento de madres a hijas, que habían logrado mantener la tradición debido a que podían trabajar sin desatender las labores del hogar y a la libre obtención del barro, el curiol y la leña en las cercanías.

A partir de 1970 la creciente demanda del turismo, la incursión de los varones en el trabajo de la arcilla y el deseo de experimentar con nuevas técnicas y decorados, origina un cambio drástico en la práctica artesanal. Los artesanos comienzan a experimentar con motivos y replicas precolombinas vistas en libros y catálogos de museos.

En el cantón de Santa Cruz se destaca la práctica y oficio tradicional de la artesanía en cerámica chorotega. Este puede encontrarse en diferentes zonas del cantón, pero se destaca mayormente en el distrito de Diriá.

El proceso de creación de una cerámica con el estilo artesanal chorotega es: la preparación de la arcilla, el moldeado y pulido de la vasija, preparación en curiol blanco antes de volverse a secar y pulir, pintada del diseño, delineado y finalmente cocinado en el horno. Este proceso requiere de herramientas como el cuero, moldes, olotes, cucharas de jícaro, pincel, brocha, piedra y cuchillas.

Y, es en el diseño en donde se observa la particularidad de lo que la marca como chorotega, a partir de los colores seleccionados y el estilo del dibujo, en donde todos los colores tradicionalmente surgen de tinturas rojas, blancas y negras de las cuales resultan otros colores como el rosado, el café y el naranja. Un aspecto importante en este proceso que mencionan las personas artesanas de este oficio es que el trabajo se realiza siempre con productos naturales que son de la zona y se trabaja de manera manual.

Hoy en día en Guatil de Diriá en donde se encuentran gran cantidad de los talleres y las tiendas de cerámica chorotega se ha comenzado a fomentar espacios educativos donde las personas artesanas imparten talleres y presentaciones sobre cómo se elabora este trabajo en cerámica. Recordando que las personas artesanas de esta comunidad aprendieron a partir del compartir y trabajar en conjunto con su familia, en donde el conocimiento se ha ido transmitiendo de generación en generación conservando así una tradición ancestral.

Fotografías obtenidas de fuentes primarias; de la página de Daniel Dinarte Yo amo Santa Cruz Gte; y del periódico Semanario Universidad (Diciembre 2017)