Con el paso de los años, el cantón de San Carlos fue variando su actividad económica de ser una comunidad netamente agrícola para convertirse en un cantón con mayor presencia o afluencia de la actividad agropecuaria. Esto trajo consigo giros en las actividades a nivel social y cultural que predominaban en las comunidades que conforman el cantón. Uno de estas fue las actividades relacionadas con la ganadería, como lo son la monta de toros y el rodeo.

En el caso de la monta de toros, es una actividad que se practica a lo largo de todo el año, su función radicaba en el amaestramiento del ganado, es decir, domar al animal, teniendo mayor presencia en los meses de la época seca. A nivel histórico, la misma se da desde finales de siglo XIX a inicios de siglo XX, con lo cual hay al menos tres o cuatro generaciones que han compartido sus conocimientos y su gusto por la monta de toros a las nuevas generaciones. Con el pasar del tiempo la actividad deja de tener una función utilitaria y pasa a ser una actividad de entretenimiento.

La transmisión de este conocimiento inicia desde la infancia en forma de juego: colocan en sus propias casas el “barril de práctica”, este aparato consiste en un barril o estañón, colocado en posición horizontal y amarrado con mecates en cuatro costados, uno de los niños se sube en él y el resto mueve los mecates asemejando los brincos del toro. De ahí quienes presenten habilidades, se les comienza a llevar a montar diferentes animales de acuerdo con la edad y estatura del infante, este es un proceso largo hasta que se cumple los 18 años para poder convertirse en profesional de la monta

La monta de toros en San Carlos se realiza principalmente en los redondeles de mayor capacidad pues familias enteras llegan a disfrutar del espectáculo, además se convierte en un centro neurálgico económico ya que alrededor de los redondeles y en los días de monta, se realizan turnos, así como, venta de artesanías para quienes las visiten, con lo cual amplía la capacidad de redes comunitarias que presenta esta manifestación.

La actividad a nivel individual debe llegar a durar como mínimo ocho segundos, pero estos son de adrenalina extrema para quien lo practica; para llegar a eso, tanto el animal como quien le montará deben encontrarse en excelentes condiciones físicas: la persona debe tener una buena alimentación, prepararse mental y físicamente desde días antes, así como tener listos sus implementos para el día donde le toque montar. Para el caso del toro, se le brinda una buena alimentación y la hidratación correcta, el mismo día de la monta se le va disminuyendo la alimentación hasta ponerlo en ayuno para que pueda ofrecer un “buen juego” en el redondel. El traslado hasta el lugar se da en cuatro pasos: de las zonas de pasto se le conduce al corral, de ahí al camión que lo llevará al redondel, luego se les introduce en los chiqueros hasta que le toque el turno al toro para ir a la manga de salida.

San Carlos presenta dos tipos de monta de toros: la rústica o tradicional y la monta estilo americano, la segunda es la que tiene más participantes incluso al punto de tener campeones latinoamericanos salidos de tierras sancarleñas. Entre las personas más representativas de esta manifestación se encuentran: Dago Gerardo Durán Alfaro, quien a sus 53 años continúa siendo un montador reconocido a nivel nacional y Pablo Salazar quien fue campeón a nivel latinoamericano en Brasil de la monta de toros estilo americano.

Para los portadores de tradición que realizan la actividad como un espectáculo, manifiestan como un riesgo a la continuidad de la exhibición de la monta, en razón, a los trámites institucionales para la autorización de los eventos.

Foto con fines ilustrativos

Monta de Toros Sancarleña

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