Durante la construcción del Ferrocarril al Atlántico a finales del siglo XIX, llegaron a la emergente ciudad de Limón, una segunda oleada de inmigrantes provenientes de las Antillas, en particular, de Jamaica. Entre ellos se encontraban algunos feligreses que participaban de la Iglesia Bautista, y varios miembros de la Sociedad Misionera Bautista de Jamaica.

Preocupados por el bienestar espiritual de sus hermanos bautistas, en 1887 fue enviado a Limón el Reverendo Joshua Heath Sobey a realizar una inspección sobre el tema, e informar de la situación a las autoridades religiosas de la isla.

Como resultado de esta visita se decidió establecer una sede de esta iglesia en la ciudad de Limón, y el señor Sobey fue nombrado como su primer misionero.

En el inmueble, la planta alta servía como residencia para el misionero, y la planta baja como oficinas para la obra y predica de esta iglesia.

La edificación presenta influencia del llamado estilo victoriano. Se edificó sobre pilotes a partir de la utilización de la tabiquería de madera de pino importado de Inglaterra.

Presenta balcones en ambos niveles con barandales de madera trabajados con caladora, antealeros, celosías de madera o petatillos, cubierta de pendiente pronunciada y cubrimiento de láminas de hierro galvanizado (HG) y monitor, lo cual la hace ser un ejemplo de la arquitectura religiosa de influencia victoriana en la región Caribeña, y una de las pocas edificaciones históricas que quedan en el casco urbano histórico de la ciudad de Limón.

Actualmente, la Casa Misionera es utilizada para dar clases de Escuela Dominical y para reuniones de la Iglesia Bautista. 

El inmueble fue declarado Patrimonio Histórico Arquitectónico según decreto N°30232-C del 4 de abril de 2002.