Marita Blanco Corella

       En el año 1994, tuve la idea de hacer una capa para mi esposo, ya que la de él se había roto, compré el material para hacerla, días después lleve el material a la casa de mi mamá y en la cocina cortamos la tela, luego me la lleve a mi casa para pegarla, coserla y formarla.

     Mi esposo salió al centro de mi pueblo y mi padrino lo vio y le preguntó que dónde había comprado esa capa, él le contó que yo la había hecho. Él me comentó que por que no le hacía una a él, yo sin decir que no se la hice y le gustó. Esto fue mi motivación para ofrecer las capas en los negocios y para mi sorpresa me encargaron doce capas sentí mucha alegría, pero a la vez mucha preocupación porque no tenía nada de dinero para conseguir el material entonces pensé en ir dónde de mi papá a comentarle mi proyecto para que me apoyara él me contesto “que no era algo rentable porque no tenía conocimiento ni mucho menos experiencia”. Pero me sentía impulsada a seguir adelante así que convencí a mi esposo que le pidiera el dinero prestado a mi suegro y al final él me dijo “que sí se lo pedía, pero que no le decía para qué era y ni mucho menos que era para mí”. Tuve que esforzarme para pagar esos intereses.

     Poco a poco y con mucho esfuerzo, fui haciéndome camino y no solo con las capas impermeables, después surgieron los cobertores de sillones de auto porque descubrí mi talento de diseñar al gusto de la persona. Desarrolle mi proyecto en mi propia casa, después nacieron mis hijos. El tiempo se encargó de darme otra distracción, las artesanías. Hoy por hoy, mis hijos trabajan en mi pequeño taller y además concluyen sus estudios.

Además me dedico a la pintura desde hace un tiempo, mis obras tratan sobre paisajes, costrumbres, tradiciones de nuestra tierra y la técnica que utilizó es acrilico.