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Trayectoria del Juego de los Diablitos de Boruca

  1. Datos generales
  2. Ubicación
Categoría:
Expresiones artísticas-culturales tradicionales

Contacto

Correo electrónico:
diablitosdeboruca@facebook.com
Teléfono de trabajo:
SD
Ubicación:
Puntarenas, Buenos Aires, Boruca
Lugar donde se realiza:
Puntarenas, Buenos Aires, Boruca

Descripción

Declarado el 14 de diciembre del 2017 como Patrimonio Cultural Inmaterial para las comunidades de Boruca y Rey Curré, mediante Decreto Nº 40766-C.

Al sur de Costa Rica, 30 Km., al suroeste de Buenos Aires, camino a Palmar Norte, junto a la carretera Interamericana Sur, se encuentran localizadas los asentamientos del pueblo Boruca o Brunka. Actualmente, están divididos en dos territorios, teniendo como pueblos centrales a Brun̈cájc  (Boruca) y Yimba Cájc (Rey Curré), rodeados de gran cantidad de pequeñas comunidades, habitadas tanto por indígenas como por no indígenas.

Si bien ningún brunka tiene idea de cuándo se fundó la tradición, Boruca ha sabido fortalecerla año con año, de tal manera que nunca se ha truncado su realización.

La memoria de los mayores es limitada, pues empiezan a recordar detalles del "juego" a una edad juvenil, ya que en su infancia el "juego" era tan estricto que los niños no podían ni siquiera salir de su choza a ver los Cabrú˘ rójc. Según el actual Diablo Mayor, don Nicanor Lázaro, antes de su padre, don Espíritu Santo Maroto, la batuta de Mayor lo tenía el señor Juan Jacinto Portilla.

En siglos pasados los trajes usados eran de Mun shi (hojas de plátano seco en su mayoría), perorespondiendo a cambios históricos, el traje también ha sufrido cambios.

La jerarquía, a modo de estructura, siempre se ha respetado de esta manera: el Diablo Mayor es quién da las órdenes, Segundos Diablos Mayores que lo acompañan y comandan, los Arreadores, el Diablo Menor y los “Diablos” que conforman los “jugadores”. Tenían tanta injerencia comunal que eran "los diablos" quienes hacían asambleas para nombrar cargos de un año de duración de: Juez de Paz, Comisarios, y según se cuenta, hasta Mayoral, Cocineras para el sacerdote católico y Maestros (la celebración de estas asambleas no correspondía a los días de celebración, sino a fechas anteriores).

Los participantes a “jugar” cumplirían con reglas en lo sumo estrictas, ser indígena, no emborracharse, no molestar al público visitante, jugar los 3 días de mañana al atardecer, nunca quitarse la máscara, usar el lenguaje brunka en la mayoría del tiempo, entre otros.

En caso que alguno no cumpliera con esta normativa, era fuertemente castigado “colgado a un palo de mango y le daban de chilillazos con cuero de danta para que aprendiera”. El Diablo Mayor autorizaba la “Robadera de Tamales”, acto que de día o de noche se realizaba, robar cualquier comestible que las “mamitas” o las familias dejaban afuera de sus casas a facilidad de cualquiera. Todos ellos, participantes varones mayores a los 20 años (con excepciones de los cajeros o tamborileros quienes podían tener aprendices menores de edad), los "diablos" no superaban la cantidad de 30 “jugadores”.

La estructura del juego ha sido arraigada de forma general a todos los participantes, siempre se cumple, con excepción de algunas fases que se ausentan por razones de fuerza mayor:

1.      La Nacencia y el baile de los Cabrú˘ rójc

2.      Primera aparición del Samán̈

3.      Las vueltas al pueblo y el “juego” (Las Luchas)

4.      Amarrar al Samán̈.

5.      La Tumbazón

6.      La Busqueda del Samán̈

7.      Muerte y Quema del Samán̈

8.      La Repartición de la Carne y la Sangre.

Para el “juego”, eran y son indispensables el acompañamiento de la flauta de carrizo y la caja durante toda la tradición. El ritmo de estos instrumentos, varía de acuerdo a la etapa del “juego”, durante las luchas es airoso y rítmico, durante la Tumabazón es lento y melancólico.

La Nacencia, el momento de la primera aparición de los Cabrú˘ rójc. Momento donde los participantes, en sumo silencio, bajo la luna llena emprenden el asenso a la colina Brugrá, nadie puede acompañarlos a “nacer”. A media noche, al sonido de las bombas doble trueno (juegos pirotécnicos confeccionados por los mismos brunkas), época donde la luz eléctrica ni siquiera se comentaba, los “diablos nacían”. Bajaban despertando el pueblo, nadie puede seguirlos en su camino, las salomas para los niños, quienes recién se despertaban, era aterrador. Por otra parte, para los mayores era el inicio de una fiesta; los “diablos” llegaban a las casas, las señoras hablaban en idioma brunka con ellos, se reían, bailaban, tomando yubú˘ (chicha) y comiendo charí˘ rójc (tamales) amanecían.

El diseño de la máscara era sumamente sencilla, ojos, nariz y boca. Se tallaban días antes del fiesta y daba igual guardarlas, botarlas o tirarlas al fuego donde se quemaba al Samán̈ el último día. La pintura, como forma de adorno, se hacía de achiote y carbón principalmente.

Cada “diablo” llevaba un pequeño cuerno de res para resonarlo una vez que el mayor sonaba el suyo, como una respuesta que todos daban a una orden del Diablo Mayor.

Para el “juego” de los 1ro de enero de cada año, al traje se le complementaba cintas de seda de colores, amarrados a una varilla bien limpia y lijada, simbolizando así, la bienvenida de un año nuevo.

El Samán̈ y sus toreros, los más grandes y corpulentos hombres, violentos e intolerables y aún más los 2 de enero, pues según se dice “anda bravo porque sabe que lo van a matar”, siempre maltratando

duramente a los “diablitos”, actúan de forma natural y como si la pasión del momento se apodera de ellos, toman el aparato y el Samán̈ muge al enojarse.

Se comenta de un peculiar paso que hacía el samán̈, cuando el pito emitía un sonido llamativo, era un paso de baile.

A la caída del mayor, el Samán̈ daba 3 vueltas a su alrededor, lo que significa 3 días de celebración cultural. Hasta el sol de hoy, los toreros siguen tratando de que su participación responda de esta manera.

El papel de la mujer ha sido esencial, que conjunto a las generaciones menores de varones y niñas se encargaban de la logística y la preparación de alimentos para la procesión que realizan los Cabrú˘ rójc, y eran ellas quienes interactuaban a manera cómica en el idioma brunka con los “jugadores”, al parecer tenían un discurso que siempre entonaban cuando los “diablos” llegaban a las casas.

A finales de 1800 hasta nuestros días (2013) se han contado diferentes máscaras de Samán̈ (toro), una de ellas se puede ver en fotos de distintos libros antropológicos y en el filme del periodista Miguel Salguero (año 1966), el paradero de dicha máscara es un misterio; la próxima la crearía Agustín "Cutín" Morales, cuya pieza se conserva hasta nuestros días (máscara que los "diablos" de Boruca prestaban a "Currés" para su fiesta a finales de los años 90´s). Y en el reciente noviembre 2012, el maestro Ismael González termina la nueva caratula del Samán̈ de madera de cedro, cuya máscara se espera usar en las fiestas 2013-2014.

La construcción y apertura de la carretera Interamericana Sur (año 1955) trajo enormes cambios dentro de la cultura y en repercusión a la vestimenta de los “diablitos”. Con la llegada de la Bananera a la zona de Palmar y aledaños, se introdujo el saco de gangoche como traje general de los cabrú˘ rójc. Sin embargo, en el filme del 31 de diciembre de 1966 de Miguel Salguero, se puede apreciar vestimentas con figuras espirales y de origen indígena (a juzgar por los patrones parecidos a símbolos en los petroglifos) pintados en un material que da la impresión de ser mastate.

Hasta estas fechas, el pueblo recibía personas indígenas y no indígenas de Changuina, Potrero Grande, Palmar Norte, Buenos Aires, Térraba y Bijagual, por decir algunos (sin contar nacionales y extranjeros con carácter de estudio o de disfrute cultural), y de “Currés” (Yimba cájc) en casi total migración desde los 24 de diciembre en adelante, cargando los “mugos” de chicha y comida en bestias para preparar esos alimentos en las fiestas de Boruca.

Hasta estos días (fechas entre 1950 a 1980), las noches de las fiestas en Boruca los músicos, en casas diferentes, equipados con guitarras, maracas, acordeones, tambores y hasta violines realizaban lo que los mayores actuales recuerdan como verdaderos bailes. Y si el baile se realizaba sobre suelo, tanto era el disfrute de la cumbia, el punto y el paso doble que el suelo quedaba hecho polvo. Los mayores recuerdan un viejo “salón” construido a base de madera en la parte norte del pueblo (actuales Cabinas del Abastecedor Boruca), cuyas bases de troncos funcionaban como parqueo de caballos de la gente que llegaba. Entre la chicha y la alegría, las bailarinas y bailarines culminaban las noches de fiesta.

Con la apertura de los caminos de Térraba-Boruca (camino totalmente realizado por manos indígenas brunkas y brorans, para el paso de carros en especial el vehículo del sacerdote católico) y tiempo después el camino Changuina-Boruca (cuyos dirigentes comunales brunkas trabajaron), Boruca se abría hacia lo que pareciese, un atractivo cultural de estudio y disfrute, convirtiéndose en un punto turístico importantísimo al pronunciarse un contacto con otras culturas aún más directa. Y llegan así, los primeros carros a Boruca.

Fue a finales de los años 70, en 1979, cuando el respetable señor Encarnación “Chon” Mora junto al recordado don Lucas Rojas y otros mayores, fundan en “Currés” (Yimba cájc) los Cabrú˘ rójc. Y no es hasta a inicios de los 80, cuando la dirigencia cultural de Boruca, de una u otra manera, nombra a estas fiestas como oficiales del pueblo hermano. Y “Currés” designa a Lucas Rojas como su Diablo Mayor.

Ya las grandes migraciones de brunkas de “Currés” hacia Boruca se iban minimizando pero siempre se ha seguido realizando.

Con los nuevos caminos, llegaron nuevos cambios. Es así como las discomóviles empezaron a entrar en las “Fiestas de Boruca”, facilitados por los nuevos caminos y a su vez, el mismo pueblo iba minimizando el espacio a los bailes tradicionales que nuestros abuelos recuerdan.

Una de las primeras discomóviles que llegaron a Boruca, fue la que trajo el señor Carlos Alberto Vasquez desde San Vito entre la década de los 80's, cuya discomóvil actualmente dirigida por su hijo Roberto “DJ Chino” Vasquez, la 2084, sigue teniendo popularidad en el pueblo.

A esas alturas de “desarrollo”, Boruca da apertura a pequeñas cantinas y se promociona la cerveza y el licor como parte de las fiestas, sin embargo, como respuesta comunal y de las señoras conocedoras de la preparación del fermento, instruyen con mucha más razón a las nuevas generaciones cómo hacer la yubú˘ (chicha).

Y la posición jerárquica de los “diablos” sufre un rotundo cambio. Su injerencia política en la comunidad se anula por la llegada de “colaboración” de entes nacionales, “colaboración” del Ministerio de Educación Pública (MEP), una de las causas de su participación en el pueblo fue que las nuevas generaciones iban aumentando la falta de práctica del idioma brunka, hecho que venía sufriéndose en la comunidad décadas atrás; años antes llegó el Instituto de Tierras y Colonización (ITCO) y divide por terrenos la “Reserva Indígena de Boruca”; la población indígena y no indígena crece en la zona y la religión católica es la oficial, es así como la Parroquia Inmaculada Concepción de Boruca crece hasta llamarse el Inmaculado Corazón de María, y además, se crea por primera vez la Asociación de Desarrollo Integral en la comunidad. Todo esto, resto poder a las decisiones comunales, originando que las Asambleas de Diablos dejen de ser la máxima autoridad tradicional de Boruca.

Ya para estas fechas, el mayor Espíritu Santo Maroto (debido a su edad y deterioro de salud) sede su batuta a distintas personas, y asume así el puesto, poco después, el actual Diablo Mayor: Nicanor Lázaro, quien desde muy joven acompañó a su padre (pues don Espíritu había dicho a los "jugadores" que “Nico”, a pesar de ser un niño, iba a acompañarlo todos los años, algo así como designar a un joven a ser un segundo mayor).

Ya a finales de la década de los 80´s, hay luz eléctrica en la comunidad desde hace un corto tiempo y el Proyecto Nacional de Vivienda cambia el panorama de Boruca y las casas tradicionales son cambiadas por casas a base de bambú, hecho que cambia el “escenario” original del “juego de los diablitos”.

La logística fue haciéndose cada vez mayor para la realización de las “fiestas” y la llegada turística va creciendo, ya se notan en la comunidad, además de ticos, brasileños, mexicanos, panameños, cubanos, asiaticos, holandeses, alemanes y de otras nacionalidades. Es así como luego de ser don Nicanor el nuevo Diablo Mayor, se organizan jóvenes participantes para formar la Comisión de Diablos, dicho grupo, que es independiente y aparte a los “jugadores”, lo conforman tanto mujeres como varones con capacidad de trabajo para que toda la logística y organización de la tradición sea exitosa. Mientras se “juega” ellos están trabajando y vigilando que todo salga bien, que no se irrespete las normas y asistir en caso de golpes fuertes a los mayores o "diablos" y máscaras rotas.

En la música que acompaña al “juego”, la flauta de carrizo sede su espacio a la flauta contemporánea, pues es más aprovechable y más duradera que la natural, en esta transición la melodía es la misma pero por el origen del material de la flauta, tiene variaciones en su sonido.

La juventud masculina brunka fue abiertamente aceptada en el “juego” ya desde unos años atrás las reglas se habían ido amoldando a las nuevas generaciones, generaciones ladinas en el español, generaciones venideras de familias que ven más funcional el idioma castellano que el dí˘ tegat (brunka). Ya los niños saben lo que es ver el juego, ya no se les restringe de ser observadores y las familias enteras pueden ir caminando detrás de los “diablos”.

A finales de los años 80´s, además, se presenta un nuevo giro en la evolución del “juego de los diablitos”, esta vez en el diseño y textura de la máscara:

La conexión con la carretera interamericana y cierta facilidad de viajes, provoca que algunos jóvenes brunkas compren máscaras de plástico fuera del pueblo para participar en el juego.

Las nuevas generaciones no saben hacer su máscara, solo la gente mayor estaba instruida a ello, pero las nuevas normativas del juego provocan que los jóvenes se interesen en aprender. Hay muchos artesanos, que han logrado fineza en un arte como es el tallado de la máscara, uno de ellos es Ismael González Lázaro quien instruye a 12 niños que luego se convertirían en maestros de muchos más es así como se funda el Taller Rabrú˘. En un curso de tallado apoyado por distintos entes, los niños logran aprender. Pero ahí no termina todo, a mi abuelo Ismael le ofrecen un curso intensivo de pintura en San José, a él y a sus alumnos. Es así como viajan frecuentemente, 2 veces al mes durante 1 año, hasta terminar el curso, pero solo 3 logran el objetivo pues se nota en su estilo de pintar. Todo este proceso duro poco más de 5 años.

A mediados de los años 90, los alumnos se vuelven maestros, y la comunidad se vuelve en su 85%, creadora de arte y madurando en turismo. Los jóvenes se volvieron adultos y aquellos adultos de ese entonces observaron la destreza que muchos de sus aprendices desarrollaban.

De todo este proceso, el producto fue una enorme evolución en el diseño de las máscaras y la pintura artificial que ahora se estaba empleando. Aparece así, la primera máscara que simulaba un diablo contemporáneo, la máscara ecológica, máscaras finas de animales y para unos años más adelante la máscara precolombina. La creatividad siguió creciendo hasta adornarlas con diversos artefactos pero siempre haciendo mérito a la cultura indígena precolombina, postcolonial que antes no se veía en esta manifestación cultural.

Y  la creatividad va creciendo y no se sabe hasta donde podrá llegar. Las máscaras son cada vez más elaboradas, los jóvenes lucen sus mejores máscaras el último día, el arte toma poderío y no se puede culpar a un pueblo artista por ellos.

Nuevos acontecimientos se experimentan. Recientemente, en una reunión general de “diablos” en diciembre del 2009, previo a la fecha de celebración cultural, el mayor Nicanor Lázaro, toma la palabra y de forma inesperada nombra honorablemente a Walter Leiva, como uno de los segundos Diablos Mayores. Su nombramiento se debió al buen trabajo que hizo Walter en su función de Arriador y la gran determinación que mostraba a los mayores don Nico y don Guillermo “Memo” Maroto (quién es el segundo Diablo Mayor desde tiempos de Espíritu Santo Maroto). Walter pasó de ser “jugador”, luego arriador y ahora el puesto más alto: Diablo Mayor con solo 31 años de edad (en el momento de su nombramiento). Los “jugadores” más jóvenes nunca habían presenciado un nombramiento del cargo máximo en la estructura jerárquica del “juego” hasta ese día.

Con el crecimiento de una masividad de juventud brunka, las normativas dentro del juego dejaron de ser sumamente rígidas, son más flexibles, aunque con sus limitaciones, y la juventud masculina puede participar con mayor apertura pero siempre restringiendo al ingreso de niños (esto en respeto comunal a la norma ancestral que los mayores conocieron y que todo el pueblo tiene presente). En su estructura jerárquica hay un vacio, ya no se menciona con frecuencia al Diablo Menor. Las nuevas generaciones se van abriendo paso. Las salomas de los cabrú˘ rójc más jóvenes (melodías sostenidas con la voz sin palabras) necesitan trabajo y afinación, los “diablos” se instruyen en eso para salomar como debe ser y en el momento indicado; algunos de los jóvenes saben concretamente el simbolismo de la tradición más se necesita que ellos mismos descubran la devoción real del por qué se “juega diablo”, que con el tiempo de participar se descubre. Los pequeños cuernos de vaca escasean, hay un uso de los “cambutes” importante, se usa los caracoles aún más de los cuernos para sonar.

Las reglas prácticamente han sufrido transformaciones pero la esencia es la misma.

Ya para la época actual, los trajes han ido variando, el textil brunka se apropia de la elegancia de muchos Cabrú˘ rójc, así como trajes en remembranza a la tradición oral y leyendas brunkas.

Los participantes pueden jugar el día que gusten, con el interesante acontecimiento que el último día la cantidad  de “diablitos” en el “juego” se puede hasta quintuplicar respecto los días anteriores.

El idioma brunka va tomando fuerza en la práctica comunal, la mezcla del idioma español y el brunka se visualiza en mensajes de texto y chat. Y en los Cabrú˘ rójc contemporáneos quieren llamar la atención al público y entre los mismos participantes se da el reto de quién sabe mejor decir frases y por supuesto, insultar en idioma materno al Samán̈.

Las nuevas generaciones sienten la enorme pasión de su cultura, las tendencias modernas se usan como un puente de demostración que son indígenas brunkas de corazón. Muchos llevan tatuajes de máscaras en sus cuerpos y símbolos precolombinos, muchos hacen murales en sus casas; ya se pueden ver casas tradicionales al lado de las casas de concreto. Las prendas de vestir se confeccionan alusivas al textil brunka en hombres y mujeres. Las redes sociales son una plataforma de consulta y facilita los movimientos que la Comisión de Diablos pues de esta manera se pueden comunicar con brunkas que no residen en el pueblo.

Boruca actualmente está en el fortalecimiento de ciertas cosas que han cambiado pero que se debe de estructurar como fue una vez en su origen, esto en función para no perder elementos fundamentales. La juventud cambia, y las normativas se han ido adaptando a este cambio, pero debe de ser la misma, sin perder originalidad para que nada externo lo logre modificar.

Boruca y sus Cabrú˘ rójc viven año con año el letal jugueteo con la “modernidad”.

Boruca lucha por el rescate de su memoria ancestral, la aplican en la tradición de los “diablitos”- Hay un pulso entre la aculturación y la construcción de una fortaleza cultural. Y hasta siempre nosotros los brunkas seguiremos luchando contra el Samán̈.

Recopilación por Cristhian González Gómez

Fuentes:

Guillermo “Memo” Maroto

Encarnación “Chon” Mora

Nicanor Lázaro

Ángela González

Ismael "Melo" González

Rafael "Chaquito" Rojas

Nemesio "Pacho" González

Margarita Rojas

Belarmino "Coyingo" Leiva

Generosa Maroto

Patricio "Ticho" Maroto

Alfonso "Chupa" Morales

Rosa "Doña" Mora

Archivos adjuntos

    Autor de la ficha: Henry Martínez Hernández

    Autoría: Dirección de Cultura - MCJ